biJuan 11:4, 23 y sig.
cj2Crón. 13:19

John 11

Capítulo 11

Muerte de Lázaro

1Estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania a, la aldea de María y de su hermana Marta b. 2María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor c con perfume y le secó los pies con sus cabellos d. 3Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: «Señor e, el que Tú amas f está enfermo». 4Cuando Jesús lo oyó, dijo: «Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios g, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella». 5Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro h.

6Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba. 7Luego, después de esto, dijo* a Sus discípulos: «Vamos de nuevo a Judea i». 8Los discípulos le dijeron*: «Rabí
O Maestro.
,
k, hace poco que
Lit. ahora.
los judíos te querían apedrear m, ¿y vas allá otra vez?».
9Jesús respondió: «¿No hay doce horas en el día? Si alguien anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo n. 10»Pero si alguien anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él».

11Dijo esto, y después añadió
Lit. les dice.
: «Nuestro amigo Lázaro p se ha dormido q; pero voy a despertarlo».
12Los discípulos entonces le dijeron: «Señor, si se ha dormido, se recuperará
Lit. se salvará.
».
13Jesús había hablado de la muerte de Lázaro
Lit. su muerte.
, pero ellos creyeron que hablaba literalmente del sueño
Lit. del sopor del sueño.
,
u.
14Entonces Jesús, por eso, les dijo claramente: «Lázaro ha muerto; 15y por causa de ustedes me alegro de no haber estado allí, para que crean; pero vamos a donde está él». 16Tomás v, llamado el Dídimo
I.e. el Gemelo.
,
x, dijo entonces a sus condiscípulos: «Vamos nosotros también para morir con Él».

17Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días y que Lázaro estaba en el sepulcro. 18Betania z estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros; 19y muchos de los judíos aa habían venido a la casa de Marta y María ab, para consolarlas ac por la muerte de su hermano. 20Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, lo fue a recibir, pero María ad se quedó sentada en casa.

21Y
Lit. Por tanto.
Marta dijo a Jesús: «Señor af, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto ag.
22»Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá ah». 23«Tu hermano resucitará», le dijo* Jesús.

24Marta le contestó*: «Yo sé que resucitará en la resurrección ai, en el día final». 25Jesús le contestó: «Yo soy la resurrección y la vida aj; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, 26y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás ak. ¿Crees esto?». 27Ella le dijo*: «Sí, Señor; yo he creído que Tú eres el Cristo
I.e. el Mesías.
, el Hijo de Dios am, o sea, el que viene
“El Que Viene” era el título que se daba al Mesías prometido.
al mundo ao».

28Habiendo dicho esto, Marta se fue ap y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: «El Maestro aq está aquí, y te llama». 29Tan pronto como ella lo oyó, se levantó* rápidamente y fue hacia Él.

30Porque Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado ar. 31Entonces los judíos que estaban con ella en la casa consolándola as, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron at, suponiendo que iba al sepulcro a llorar allí.

32Al llegar María adonde estaba Jesús, cuando lo vio, se arrojó a Sus pies, diciendo: «Señor au, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto av». 33Y
Lit. Por tanto.
cuando Jesús la vio llorando, y a los judíos ax que vinieron con ella llorando también, se conmovió profundamente ay en el espíritu, y se entristeció
Lit. se turbó.
,
ba.
34«¿Dónde lo pusieron?», preguntó Jesús. «Señor, ven y ve», le dijeron*.

35Jesús lloró bb. 36Por eso los judíos bc decían: «Miren, cómo lo amaba bd». 37Pero algunos de ellos dijeron: «¿No podía Este, que abrió los ojos del ciego be, haber evitado también que Lázaro muriera
Lit. haber hecho también que este no muriera.
?».

Resurrección de Lázaro

38Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido, fue* al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella bg. 39«Quiten la piedra», dijo* Jesús. Marta, hermana del que había muerto, le dijo*: «Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días bh que murió». 40Jesús le dijo*: «¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios bi?».

41Entonces quitaron la piedra bj. Jesús alzó los ojos bk, y dijo: «Padre, te doy gracias bl porque me has oído. 42»Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud bm que me rodea, para que crean que Tú me has enviado bn». 43Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!».

44Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados bo con vendas, y el rostro envuelto en un sudario bp. Jesús les dijo*: «Desátenlo, y déjenlo ir».

Complot para matar a Jesús

45Por esto muchos de los judíos que habían venido a ver a María bq, y vieron lo que Jesús había hecho, creyeron en Él br. 46Pero algunos de ellos fueron a los fariseos bs y les contaron lo que Jesús había hecho.

47Entonces los principales sacerdotes y los fariseos bt convocaron bu un concilio bv, y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales
O muchos milagros.
,
bx.
48»Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en Él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar
I.e. el templo.
,
bz y nuestra
Lit. el lugar y la.
nación».
49Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote cb ese año cc, les dijo: «Ustedes no saben nada, 50ni tienen en cuenta que les es más conveniente que un hombre muera por el pueblo cd, y no que toda la nación perezca».

51Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa
Lit. de sí mismo.
, sino que siendo el sumo sacerdote ese año cf, profetizó que Jesús iba a morir por la nación;
52y no solo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos cg. 53Así que, desde ese día planearon entre sí matar a Jesús ch.

54Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos ci, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín cj; y se quedó allí con los discípulos. 55Estaba cerca la Pascua de los judíos ck, y muchos de la región subieron a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse cl. 56Entonces buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se decían unos a otros: «¿Qué les parece? ¿Que vendrá a la fiesta o no cm?». 57Y los principales sacerdotes y los fariseos cn habían dado órdenes de que si alguien sabía dónde estaba Jesús, diera aviso para que lo prendieran.
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